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Una hipótesis de susceptibilidad diferencial propone que los niños pueden diferir en el grado en que las cualidades parentales afectan aspectos del desarrollo del niño. Los bebés con temperamentos difíciles pueden ser más susceptibles a los efectos de la crianza de los hijos que los bebés con temperamentos menos difíciles. Usando análisis de curvas de cambio latente para analizar datos del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo del Estudio del Cuidado Infantil, el estudio actual encontró que el temperamento moderaba las asociaciones entre los estilos de crianza materna durante la primera infancia y la competencia académica de primer grado de los niños, habilidades sociales, y relaciones con profesores y compañeros. Las relaciones entre la crianza de los hijos y los resultados de primer grado fueron más fuertes para los bebés difíciles que para los menos difíciles.